viernes, 11 de diciembre de 2009

La iglesia de los Pacheco

Monumento Histórico Provincial desde 1987
La iglesia de los Pacheco
Como escondiéndose del tránsito incesante, cerquita de un puente vial y a la sombra de los cipreses, la Iglesia de la Purísima Concepción fue una de las obras con que la familia Pacheco acabó fundando un pueblo bien próximo a su maravilloso castillo.

En un principio, los alrededores del castillo de los Pacheco conformaban un conjunto que supo tener estación ferroviaria, puerto de arroyo, escuela rural y cantidad de instalaciones y puestos. La iglesia fue una de las obras con que la familia terminó fundando un pueblo. Y aún hoy se perciben sus originales aires rurales.
Pacheco forma parte de la Municipalidad de Tigre, que mostró en los últimos años una política creativa y con conciencia hacia su patrimonio. De esa manera, se protegieron muchos edificios, se creó el nuevo museo en el viejo club ribereño y se fue generando un clima que hizo que los privados restaurasen y se hicieran cargo, como sucede hasta hoy, de la Purísima Concepción, un monumento histórico propiedad del Arzobispado de San Isidro.
La iglesia tiene las modestas proporciones de una capilla rural. Pero su estética deslumbra: gótica, y con un claro aire italiano, con un halo de edificio exento en un parque, acompañada de un importante chalet, también itálico, y de uso escolar; lo que hoy es la sacristía.
Construida por Francisco Erril, la capilla de Pacheco se inauguró el 4 de mayo de 1886, bajo la advocación de la Pura y Limpia Concepción de María.
Cuenta la historia que don José Felipe Ignacio Pacheco —hijo del militar— y su esposa, doña Agustina Anchorena de Pacheco, hicieron la promesa a Dios de erigir el templo si les enviaba un hijo. Y cumplieron con la palabra dada.
Ese día de mayo, además del arzobispo monseñor Federico Aneiros, habían concurrido a la inauguración varios integrantes de la familia Pacheco, junto con otras personalidades de la época. Para la ocasión, la señora María Teresa Ortega de Obligado cantó un Salve en latín. Y el conde ruso Pedro Alejandrovich Corvetto interpretó, en su idioma, una plegaria al Creador. El sacerdote que llevó a cabo el primer oficio religioso fue el presbítero Domingo Mazzeo.
Los frescos que la ornamentan fueron realizados por el artista italiano Modesto Faustini, quien viajó especialmente desde su tierra natal. También de Italia fue traído el altorrelieve en mármol que se encuentra en el altar mayor, obra del escultor Ettore Ferrari. Se trata de una gran pieza de altar en piedra blanquísima, realizada en 1893. Muestra a la señora Agustina de Pacheco siendo exaltada hacia el Paraíso por un elegantísimo ángel con vestido largo, que la conduce al trono de María.
Si se levanta la vista hacia el techo de la nave, se aprecian las cuatro románticas pinturas de Faustini: su personal visión de La Pasión, La Anunciación, El Nacimiento y La Apoteosis de María. Este conjunto está iluminado por un paño de vitralería coronado —donde confluye el cielorraso gotizante— por un medallón de vitral que muestra al Señor y su Hijo sentados en el trono celestial, en la hora del Juicio.
Por medio de una escritura de 15 de noviembre de 1928, la capilla y la casa-escuela (hoy casa parroquial), junto con los terrenos adyacentes, fueron transferidas a la curia de La Plata. Pero al crearse el Arzobispado de San Isidro pasaron a depender de esa diócesis.
Con el fin de promover una mayor atención religiosa de los numerosos fieles, el 7 de septiembre de 1963 monseñor Antonio Aguirre emitió un decreto que elevó la capilla a la categoría de parroquia y además fijó los límites que pasaría a tener. Décadas después, el 2 de junio de 1987, el Senado y la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires sancionaron la Ley Nº 10.509, que la declara Monumento Histórico Provincial.

Última morada de José y Agustina

En la cripta, que se encuentra debajo del templo, descansan para siempre los restos de José Pacheco, fallecido el 23 de abril de 1894, y de su esposa Agustina, muerta el 25 de octubre de 1888.
El mausoleo es un subsuelo que ocupa la mitad, aproximadamente, de la planta del templo. Ubicada debajo del Altar Mayor, semejante a la existente en El Escorial español. La entrada está en una de las capillas laterales del templo. Un gran portón da acceso a unas escalinatas amplias y luminosas, con una gran claraboya en el cielorraso. Escaleras abajo y tras un codo hacia la izquierda, una ventana enorme y redonda revela una suerte de túnel diseñado para que entre aire y luz. Luego se llega a la cripta. Aparece un amplio descanso, con un vitral piadoso, el altar de mesa de un finísimo estilo europeo y las tumbas de los Pacheco.
La bóveda marca su acceso con una inscripción en el dintel. La misma reza: “Alfa y Omega, paz en la tumba”. Allí sólo descansan los Pacheco, aunque hay varios nichos vacíos que jamás fueron usados.
Y, siempre sobrevolando silenciosa, la historia… para quien quiera escucharla.

El pasado vivo

El valor histórico de la Iglesia de Pacheco es innegable: primero por haber sido fundada por descendientes directos del general Pacheco, quien a través de su trayectoria militar estuvo ligado a la construcción de la nación; y en segundo lugar por tratarse, la capilla y la escuela, de los primeros edificios públicos de la Ciudad de General Pacheco, base de asentamiento del resto de su población.
Tampoco se puede soslayar el valor arquitectónico del templo, patrimonio de la provincia. Que una comunidad comparta un patrimonio, su legado, ayuda a los vecinos a identificarse con su lugar y a tomar conciencia de que él es una parte integrante y que además es responsable de preservarlo a través de las generaciones. Y el tiempo de colaborar es hoy.
En ese sentido, la señora Estela, secretaria de la iglesia, nos cuenta que “hay que hacer restauraciones, mismo sabiendo que cuesta caro, por eso se va haciendo de a poco, con la ayuda del Municipio de Tigre. Nosotros vamos recaudando fondos de a poquito. Lo primero fue la cripta, porque había muchísima humedad y se estaba perdiendo todo. Cuando fue la época de las inundaciones, el agua entró de manera directa dañando todo, los mármoles se habían caído, estaban deterioradas las paredes internas, los frescos… Y entonces, lo primero a restaurar fueron las bases. Incluso se mandaron a confeccionar los ladrillos de alrededor del templo, que se hacen en forma manual para que resulten iguales a los originales. Después se fueron restaurando los vitreaux… Y a medida que vamos pudiendo, vamos haciendo…”
Así, paso a paso, se va recuperando un edificio que simboliza una especie de nudo en un estilo y una época temprana de la arquitectura argentina.

El núcleo original

La base de la gestación del poblado estaba en torno a los edificios que formaban el Establecimiento de “El Talar de Pacheco”, y así como la fuente de trabajo era la actividad que producía el establecimiento, la cuna de la cultura del pueblo estaba representada en los edificios del templo y la escuela, que cada día abría sus puertas para acoger a los niños que fraguarían la futura ciudad de General Pacheco.

Cómo llegar

En la ruta 197, algo escondida entre los cipreses y muy cerquita de un puente vial, está la iglesia; abierta, para quien precisa recogerse en la paz de su silencio, durante casi todo el día.

1 comentario:

  1. precioso lugar muy conocido por mi ya que tuve la dicha de ir avisitar a mis familiares que vivian alliconoci el castillo yo era muy chica tengo fotos del castillo y visite el lugar donde guardaban los carruajes mis familiares trabajaban alli

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